TTR In The Press
Forbes Colombia
November 2022
Así está el panorama de 2023 ¿Qué tan alto será el riesgo para Colombia?
La devaluación del peso colombiano, la constante caída en las perspectivas de crecimiento y un contexto internacional desfavorable hacen temer lo peor para el próximo año. Análisis de los factores que incidirán en la ecuación de los negocios.
Vienen tiempos duros. El mundo se está enfrentando a un panorama cuyo nivel de imprevisibilidad no se veía en tiempos recientes y que ha puesto a dar tumbos a los mismos bancos centrales, que desde ya están reconociendo que han cometido errores tanto en sus proyecciones como en sus estrategias. Un ejemplo claro de ello sucedió justo aquí, en Colombia.
El pasado 7 de octubre, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, anunció unas perspectivas de crecimiento económico que se ubican en 0,7% para 2023, cifra que cayó significativamente frente al 2,9% registrado en el Informe de Política Monetaria fechado en julio y que contrasta con el crecimiento que el país va a registrar en 2022, muy cercano al 8%. Las razones: subestimar el efecto inflacionario.
Si bien el Emisor implementó una política macroeconómica contracíclica desde septiembre de 2021, los resultados no han sido los esperados ante las sorpresas de la aparentemente imparable cifra de inflación, que podría cerrar en 12% a finales de 2022. De ahí que Villar argumentara que la estrategia debe endurecerse, un factor que incide en las proyecciones para 2023.
La consecuencia directa de esto, evidente ante la reducida cifra de crecimiento, sería una moderación del consumo privado, por los altos precios y tasas de interés, y menores niveles de inversión privada, según confirma a Forbes la directora de análisis sectorial y sostenibilidad de Corficolombiana, María Camila Orbegozo.
En este sentido, el contexto externo y condiciones de financiación local más restrictivas nos llevarían a una desaceleración pronunciada de nuestro crecimiento, más no necesariamente a una recesión… a menos que las condiciones que se prevén se recrudezcan.
“Por ejemplo, una desaceleración más fuerte de la economía global, nuevos choques inflacionarios por problemas de suministro y mayores precios de materias primas, riesgos políticos regionales e internacionales e inestabilidad, entre otros, podrían deteriorar en mayor magnitud el panorama”, añade la analista.
Una preocupación adicional en este frente podría resultar de una mayor persistencia de lo esperado en la inflación, que obligue al Banco de la República a incrementar aún más su tasa de referencia o a mantenerla en niveles elevados por más tiempo. En este sentido, el incremento que se acordará del salario mínimo al cierre del año, la programación de incrementos en el precio de la gasolina y las medidas que se tomen en tarifas de energía serán bastante determinantes.
En materia de precios, las proyecciones de Corficolombiana apuntan a que la inflación de 2023 rondará 7,1%, lo cual incorpora un incremento gradual y acumulado de los precios de la gasolina de hasta $1.500 por galón al cierre del próximo año.
En cuanto a las proyecciones para 2023, Orbegozo espera una desaceleración pronunciada en 2023, con un crecimiento anual real de 1,8%. La cifra se ubica muy en línea con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que prevé un incremento del PIB de 1,9%. Para el organismo dependiente de la ONU, los países de la región se verán nuevamente enfrentados a un contexto internacional desfavorable, en el que se espera una desaceleración del crecimiento y del comercio mundial, tasas de interés más altas y menor liquidez global.
El optimismo incrementa ligeramente con las perspectivas del Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras que los dos primeros prevén un crecimiento del PIB de 2,1%, el último le apunta a 2,2%. El problema, al menos con esta última cifra, es que se ubicaba en 3,6% en el informe emitido en mayo por el organismo internacional.
¿Cómo explicarlo?
El primer síntoma que interpreta la caída recurrente en las perspectivas de crecimiento de la economía colombiana apunta a la depreciación de su moneda. El dólar rompió todos los registros históricos. Lo anterior provocó que el peso colombiano se convirtiera en la sexta moneda más devaluada del mundo en los últimos cinco meses y la segunda de América Latina después del peso argentino.
Al mismo tiempo, el dólar fuerte tanto en Colombia como en el mundo significa una presión importante para las empresas, teniendo en cuenta que muchas de ellas tienen costos y gastos en la divisa estadounidense. En general, el sector privado va a tener varios vientos de frente, que derivarán en aumentos importantes en el costo del dinero, generando que los proyectos a futuro no sean financieramente viables.
“Vamos a tener a las empresas apretándose el bolsillo e invirtiendo menos, entrando en un modo defensivo en el que no será la prioridad. Eso será porque el costo del dinero será muy elevado, las empresas buscarán mantener las operaciones con sus flujos internos, para que no tengan que salir a endeudarse”, explica a Forbes el Head of Equity Research de BTG Pactual, Daniel Guardiola.
En línea con lo anterior, y sumado a factores ya mencionados como las tasas de interés, la presión de los costos y gastos, además del panorama inflacionario que sigue generando costos administrativos, un elemento que añade una presión generalizada se resume en el encarecimiento de las materias primas. Lo anterior se ejemplifica con un barril Brent a US$90, además de aumentos alarmantes en productos como el azúcar, el maíz, el cacao y los insumos de fertilizantes.
Sin embargo, el más preocupante de todos al ser “puramente colombiano” es la incertidumbre política provocada por el gobierno de Gustavo Petro. La falta de comunicación entre sus ministros y el mismo Presidente en aspectos como la exploración y explotación de hidrocarburos, la aplicación de gravámenes a los capitales golondrina y la compra de tierras con títulos de deuda pública (TES), entre otros, ha generado muchas dudas.
“Esa incertidumbre política será algo que las empresas tendrán que sortear. Esa falta de confianza de los empresarios va a llevar a una posible recesión a Colombia”, afirma Guardiola.
Una industria que podría verse afectada por este panorama es la de fusiones y adquisiciones. A pesar de que las perspectivas no son negativas para el país hasta el momento, se mantienen estables debido al ambiente de cautela que se respira en la actualidad. Incluso en medio de la turbulencia actual, el ejecutivo de BTG Pactual detalla que la industria sí genera oportunidades, principalmente para inversionistas extranjeros que busquen entrar a Colombia con una visión de cinco a diez años.
“Toda esta incertidumbre se traduce en activos que están en precios bajos. Yo creo que la industria de M&A va a seguir activa, pero el foco apuntará a que los más grandes intenten consolidar a unos sectores, pues ellos siempre serán los sobrevivientes. El otro escenario es que empresas extranjeras aprovechen para entrar porque el país está barato”, destaca Guardiola.
Si bien las perspectivas se van a mantener cautas por el lado de los inversores, la economía colombiana va a tener una ventaja sobre ciertos mercados en incertidumbre como Estados Unidos y Europa, que tendrán la parte mas compleja. Según la representante del área de investigación de Transactional Track Record (TTR) para América Latina, Marcela Chacón, Colombia y Latinoamérica van a poder aprovechar este escenario para traer fondos de capital privado e inversionistas estratégicos.
“El fortalecimiento del dólar frente a otras monedas significa otra oportunidad para inversionistas extranjeros que quieran adquirir activos en el país. Puede que el dólar se siga devaluando en el año y sea una oportunidad para inversionistas extranjeros”, agrega la investigadora a Forbes.
No obstante, Chacón tampoco ocultó el hecho de que la inflación y las altas tasas de interés van a empezar a afectar la actividad de M&A en Colombia y el mundo. Incluso, al observar las cifras de este año, con corte al tercer trimestre, ya se puede ver una caída de 20,88% en el valor agregado de las transacciones efectuadas en el año. Mientras que el país acumula de momento unos US$7.518 millones para 2022, la cifra de 2021 llegó hasta US$12.579 millones.
Source: Forbes Colombia - Colombia