TTR In The Press
Cinco Días
October 2013
Un mercado natural, pero limitado por el rescate
Portugal es un destino clave para las empresas españolas, aunque el tamaño de su economía y la crisis reducen su peso en la cuenta de resultados
Por su cercanía geográfica e integración económica, Portugal es un destino natural para las empresas españolas. Sin embargo, el tamaño pequeño de su economía y la crisis de los últimos años ha obligado a muchas de ellas a limitar su participación en este mercado. Este mes, Banco Popular dejó de cotizar en la Bolsa de Lisboa, mientras que Sacyr y Abertis lo hicieron el año pasado.
"Es un mercado relativamente pequeño cuya demanda interna no está respondiendo y que plantea muchas dudas sobre su futuro", afirma Matías Lamas, experto de Analistas Financieros Internacionales (AFI). "Las empresas españolas están muy endeudadas. En un entorno de restricción crediticia, es lógico que estén vendiendo sus participaciones en compañías portuguesas para reducir deuda", añade.
Aun así, "Portugal es el país del mundo donde más empresas españolas están presentes", destaca Walden Fernández Lobo, consejero económico de la Embajada de España en Lisboa. Registradas hay unas 1.600. Aunque la mayoría son pymes, también operan grandes grupos. De hecho, algunos iniciaron ahí su proceso de internacionalización.
Totta y Açores, por ejemplo, fue en el año 2000 la primera adquisición importante de Santander en Europa. Desde entonces, el banco, que pasó a llamarse Santander Totta, es el tercero más grande de Portugal, con dos millones de clientes y una cuota de mercado del 10%.
Hasta 2011, las empresas españolas acumulan en el mercado portugués un stock de inversión de 19.445 millones, de acuerdo con el Ministerio de Economía. Repsol, por ejemplo, tiene derechos mineros sobre seis bloques de exploración y Sacyr es dueña de la principal constructora del país, Somague. BBVA, Cepsa, Mapfre, Zara, El Corte Inglés, Prosegur, Seat, Panrico, Media Capital y Ferrovial también tienen negocios allí.
Por el contrario, el número de compañías lusas que operan aquí es mucho menor: solo 384. Los economistas atribuyen esta desproporción a las diferencias entre ambas economías. "España es cuatro o cinco veces más grande que Portugal en términos de PIB, por lo que es lógico que tenga más empresas internacionalizadas", dice Lamas.
Esta diferencia y la crisis de los últimos años explica también que el peso de Portugal en la cuenta de resultados de las multinacionales españolas sea reducido. Totta solo aporta el 1% de los beneficios de Santander, muy por debajo de la contribución de sus negocios en Brasil (25%), Reino Unido (13%) o EE UU (12%).
Pese a todo, en 2011, el stock de inversión portuguesa en España superó los 18.000 millones de euros, lo que supuso un aumento del 3,2% frente a 2010. Sus principales representantes aquí son la petrolera Galp, la eléctrica EDP y los bancos Espírito Santo y Caixa Geral.
También destaca el grupo Sonae, de comercio minorista, cuyas 125 tiendas en España aportaron en el primer semestre del año el 6% de las ventas del grupo.
Otras firmas presentes son Luis Simões (transporte), Vista Alegre (porcelana) Renova e Inapa (papel), Lactogal (lácteos), Bial (medicamentos) y BA Vidrio (envases de vidrio). "Después de la internacionalización de los grandes grupos nacionales, España es ahora un destino prioritario para las pymes portuguesas", afirma Eduardo Henriques, director de Aicep en España, el equivalente luso del Icex.
Por lo pronto, el mercado de fusiones y adquisiciones ibérico se ha mantenido estable a pesar de la crisis. Según TTR, en lo que va de 2013, las firmas portuguesas han realizado cuatro compras en España frente a las tres que hicieron en todo 2012. Por su parte, las sociedades españolas han efectuado 10 compras en Portugal, tres más que en todo 2012.
Oportunidades
A pesar de las dificultades por las que está atravesando, Portugal ofrece a los grupos españoles oportunidades de inversión en turismo, petroquímica, logística, tecnologías ambientales y energías renovables, según la Oficina Comercial de España en Lisboa.
El país, que cuenta con un sistema de incentivos fiscales, puede servir también de lanzadera para los mercados africanos de habla portuguesa como Angola y Mozambique.
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